martes, 5 de abril de 2011

benito juarez y el pensamiento masonico.

 
En nuestra tradición historiográfica, la figura de Benito Juárez concentra virtudes muy diversas. Es el "indio de raza pura", el paladín por excelencia de los principios que propugnaban los liberales "puros" y el símbolo más depurado de la masonería mexicana. Tal mezcla de ingredientes despierta suspicacias, al menos por dos razones: la primera salta a la vista, pues la cualidad de "pureza" sólo es aplicable a lo que está hecho de un solo elemento sin mezcla de ningún otro. La segunda señala una aparente contradicción en el sistema de valores de la elite liberal que tomó el poder en México en el siglo xix, y que se representaba a sí misma como laica, autónoma de todo imperativo moral de carácter religioso. ¿Por qué esa insistencia en remarcar las purezas, racial, política y filosófica de quien simboliza la separación entre Estado e Iglesia?
Pero no hay que apresurar un juicio sobre la posible incongruencia entre estos diversos rasgos de un carácter inmaculado desde el punto de vista civil. Bien pueden ser entendidas como compatibles en el marco de un proceso de transformación que habría hecho, de un individuo nacido en el seno de una comunidad indígena tradicional, el máximo representante de los ideales de modernidad de un Estado nacional que pretendía igualarse con aquellos cuyo grado de civilización envidiaba.
Por su origen étnico, Juárez pertenecía a un mundo de relaciones que privilegiaba la apropiación comunal de los recursos naturales, el primado de la voluntad colectiva sobre la personal y la continuidad de prácticas mágico-religiosas para preservar la supervivencia del grupo en lo sagrado y en lo profano. En cambio, la sociedad que comenzaba a surgir desde finales del siglo xviii exigía el predominio de la propiedad privada, la vigencia de un orden constitucional uniforme que garantizara los derechos individuales, así como el desarrollo de las fuerzas productivas mediante la incorporación de los avances científicos y técnicos que evidenciaban el avance casi providencial del progreso.
Logia masónica de rito escocés de filiación liberal, fundada por don José María Luis Mora y don Valentín Gómez Farías en 1823 y la cual albergó lo más distinguido de los políticos liberales hasta bien entrado el porfiriato cuando ya no se necesitaban tantos políticos, no olvides que la masonería no es una religión como muchos piensan y Juárez era un buen católico a pesar que pensaba que la Iglesia no debía tener bienes, no había 12 de diciembre que Juárez no visitara el Tepeyac claro mientras estuvo en la ciudad de México y muchos dicen que por razón de su masonería fue excomulgado lo cual le dolió hasta el alma y también por su masonería fue penado gravemente por ordenar el fusilamiento de otro distinguido masón Maximiliano de Habsburgo.

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